Peter Drucker solía afirmar que la esencia del liderazgo radica en dos aspectos fundamentales: la integridad y la vocación de servicio. Si buscamos en el diccionario la definición de liderazgo, encontraremos que se trata de la habilidad que tiene una persona para motivar e influir en un grupo de individuos con el objetivo de lograr un objetivo común. El líder es aquella persona que inspira a los demás a trabajar en equipo y a alcanzar su máximo potencial, brindando dirección, orientación y tomando decisiones efectivas.
Desde esta perspectiva, el hecho de que el Fútbol Club Barcelona haya estado pagando durante 17 años al vicepresidente del comité de árbitros de la Federación Española de Fútbol, constituye una clara violación de los valores de integridad que deben guiar cualquier acto de liderazgo.
¿Qué es el liderazgo?
Desde la antigüedad, los romanos ya comprendían que el liderazgo se compone de dos elementos esenciales: la autoridad y el poder. El poder se refiere a la capacidad de una persona para influir en la realidad en virtud del lugar que ocupa en la sociedad, la organización o la tribu. Por su parte, la autoridad se relaciona con la capacidad de influir que tiene una persona gracias a quién es, a los valores y principios que representa, y a lo que ha demostrado en el pasado.
Estos dos elementos son fundamentales para ejercer un liderazgo efectivo, ya que permiten a las personas infligir cambios significativos y positivos en su entorno, así como inspirar y motivar a los demás a seguir sus pasos. Es importante recordar que la autoridad y el poder no siempre van de la mano y que, para ser un líder verdadero, es necesario saber equilibrar ambos aspectos de manera sabia y ética.
¿Qué relación tiene El Caso Negreira con el liderazgo?
Más allá de las simpatías y los gustos futbolísticos de cada uno, el caso Barsa Gate deja enseñanzas importantes. Una de ellas se refiere a la relevancia de la imagen, tanto personal como institucional, y su efecto en la capacidad de influir, que es la esencia misma del liderazgo. Ser líder implica influir con la intención de que los demás elijan realizar aquello que consideramos que debe ser hecho.
Nuestra capacidad de influencia depende de la opinión que los demás tienen de nosotros, lo que solemos llamar “nuestra imagen personal”.
Es evidente que un club como el Barcelona tiene mucho poder económico y deportivo, pero, en el Siglo XXI, el auténtico liderazgo está mucho más conectado con la autoridad que con el poder. Un liderazgo sólido está definido por lo que hacemos, por cómo somos y lo qué representamos.
El caso Negreira representa un golpe muy duro para la imagen del club. A pesar de que algunos de los comportamientos relacionados puedan haber prescrito desde el punto de vista legal, el hecho de que se hayan abonado más de 7 millones de euros al vicepresidente en funciones del Comité Técnico de Árbitros (CTA) no tiene una explicación razonable y da a entender que se ha recurrido a prácticas deshonestas con el fin de influir en los resultados de la competición.
El caso Negreira empaña uno de los períodos más gloriosos del Fútbol Club Barcelona, la época de Messi, Xavi, Iniesta, Guardiola, Puyol, Piqué… La actuación del club resulta aún más desconcertante, ya que no solo va en contra de sus valores, sino que tampoco parecía ser necesaria.
¿Qué consecuencias tiene todo esto desde el punto de vista del liderazgo?
Desde una perspectiva de liderazgo, corresponde a la presidencia del Barcelona ofrecer explicaciones sobre lo sucedido y limitar el daño reputacional a decisiones erróneas tomadas por personas específicas que no representan los valores del club.
Además, todas las personas que ocuparon puestos de responsabilidad durante aquellos años y que aún formen parte del club, deberían asumir su responsabilidad y presentar su dimisión para crear una barrera de protección a la reputación del club. De esta manera, se abriría paso a un equipo completamente nuevo que pudiera empezar desde cero.
Es necesario atender las crisis reputacionales y en ocasiones, no hablar del asunto y esperar a que pase puede ser una estrategia válida, como hemos visto en la política en diversas ocasiones. Sin embargo, en el caso del Barcelona y la Federación Española de Fútbol, la exposición pública es tan grande que no será suficiente afirmar que se trata de una campaña orquestada por enemigos o evitar hablar del tema.
En las crisis, es esencial liderar. El liderazgo se demuestra en los momentos difíciles y sin duda, para los líderes del FC Barcelona, este es un momento clave para demostrar su capacidad de liderazgo.
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